miércoles, diciembre 13, 2006

El Derrumbe

Calma ya,
anda cerca, por allí, el derrumbe.

Y sí, lo sabes ya.

Pronto temblarán
las aberturas en tu pecho,
pronto estallarán.

Y escucha, pero muy lento
sus relatos con aroma
al abandono que quizás decidas
probar o interpretar.

Sus intentos de caída, de muerte,
sus enredos cada vez más finos,
más plenos.

Y si, tambien lo sabes ya.

Aquella revelación que al final
te alimentará de una manera distinta.

Cementerios colgando de la voz


Nobles guardianes verdes nos acogen en su reino quieto como el mar e inmutable como tú, como esa dama que no voltea más la mirada, su rostro se ha perdido de aquella noche.

Noche plena de quietud, sube las faldas de tu alma y baja al abismo de tu sombra.


¡Oh, hermosa y dulce voz! Que cuando tu callas se forma el silencio, y cuando comienzas las aves tiran sus nidos.

Pero tu sangre se riega cada vez que el mar intenta salvarte de las garras eternas, garras sangrientas, olvidadas en los cementerios colgando de la voz
que acecha entre las ramas de un jazmín, invocando a dulces seres sedientos de aquella pequeña frase que terminó en mi existir, con mis intentos de no vagar en esta jaula, tan extravíada en los mantos tenues de una sonrisa que ya nunca existió.

Más sin embargo el Sol muere en ocaso y Sélene nace en cenit, atravesando el infinito hacia el olvido.


Pero... ¿en qué te has transformado, en perfecta mariposa ciega o en dulce saboreado por la saliva del olvido?

¡No te alejes! Que mi principio se acerca, ni te orilles porque mi fin se aleja. Deja de ser eterna y muere cuando la mañana empieze.


¡Malditos seres intrusos que han traído imágenes sangrientas! El derrame ya solo será una pequeña porción de este dolor diseñado en las convulsiones turbias y horrorosas, ya solo queda presenciar la muerte.

(Sombra Soledad y El Vago Farsante... 15 Octubre 2001)