jueves, diciembre 07, 2006

El Desprendimiento


... Y caes al suelo, despues de una batalla mortal, tus heridas sangrientas no cesan de escurrir, pedazos de tu alma se calcinan. Apenas te sostienes acurrucado en la pared, con los ojos medio abiertos, medio cerrados, sin poder pronunciar ya palabra alguna. Levantas la mirada, ella te observa fijamente con sus hermosos ojos, con su enorme risa burlona y maldita, con todo su odio y desprecio, apuntándote con la escopeta muy cerca de tu rostro embriagado por su deliciosa figura matizada con tu sangre. Y soltando sus frases como una embestida final, grita: ¡Quiero estar con él! Antes de jalar el gatillo y de que tus sesos se esparzan por toda la habitación, la miras por última vez, sonríes: te das cuenta que aún la amas... ¡Aún la amas!

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